¿Sabías que existen muchas partes de tu cuerpo que pueden suscitar una gran excitación al ser estimuladas? Son las llamadas zonas erógenas. ¿Habías escuchado a hablar de ellas? Además de provocar un gran placer, estimular algunas de estas partes puede hacerte llegar al orgasmo.
Pero te preguntarás, ¿cuáles son y cómo estimularlas? Quédate leyendo y descubre cómo hacerle llegar a mejores orgasmos o, si eres mujer, ¡encuentres nuevas zonas de placer!
Las zonas erógenas son aquellas partes del cuerpo que tienen una alta sensibilidad y, al ser estimuladas, provocan mucho placer y excitación sexual. No hay un número concreto de zonas erógenas, ya que varían según la persona y ligeramente entre hombres y mujeres. Al tratarse de zonas tan sensibles, cada cuerpo reacciona de forma diferente al estimularlas. ¡Incluso podrías encontrar nuevas partes que nosotros desconocemos! Nuestro consejo es que te atrevas, incluso puedes usar un lubricante para intensificar la sensibilidad de la zona.
Todo es cuestión de probar y, sobre todo, de comunicación tanto verbal como no verbal. A eso nos referimos con que puede ser muy útil que escuches y observes los movimientos de tu pareja sexual al estimular estas zonas. Y ante la duda, siempre puedes preguntarle directamente cuáles son sus preferencias. Así seguro que darás en el clavo.
Estimular una zona erógena puede hacerse de infinitas formas. Algunas de las más comunes y que te recomendamos para empezar a explorar son las caricias, los besos, los masajes, utilizar objetos suaves como plumas, los mordiscos y los lametazos… También hay partes que se pueden estimular jugando con la temperatura o aplicando más presión con las manos. ¿Se te ocurre alguna forma más?
Pero el apetito sexual, la concentración y la excitación en general son factores importantes a tener en cuenta que pueden influir a la hora de estimular estas zonas haciendo que resulten más erógenas o menos en función del momento. Todo depende de la persona, como decíamos, y hay que tener en cuenta si estimular según qué zonas resulta molesto, provoca cosquillas u otras sensaciones desagradables, como por ejemplo después de tener un orgasmo cuando el cuerpo puede estar más sensible.
Las orejas: Las orejas son una zona extremadamente sensible. Puedes probar estimular sus orejas lamiendo suavemente, tocándolas con la yema de los dedos o la punta de la lengua, susurrándole al oído, acariciando los lóbulos o besarlos con los labios…
Los labios: puedes probar a besar los labios de forma suave, lamerlos, mordisquearlos o tocarlos con los dedos puede aumentar el placer sexual.
El cuello y la nuca: son también partes del cuerpo con una alta sensibilidad. Tanto, que a algunas personas les provoca cosquillas. Puedes probar dando besos suaves o acariciando con los dedos, por ejemplo.
Los pechos y los pezones: Son una de las principales zonas erógenas de una mujer. Te recomendamos que pruebes a acariciar los pezones con los dedos, mordisquearlos suavemente, lamerlos o agarrar los pechos con la mano. Es importante recordar que los senos pueden estar más sensibles o doler durante el periodo premenstrual.
La cintura y los muslos: puedes agarrarle la cintura, acariciar sus muslos, besarle las piernas, la parte trasera de las rodillas o incluso las rodillas. Como es una zona cercana al área genital, resulta muy excitante y provocador.
La espalda y la zona lumbar: esta zona puede ser estimulada con caricias, masajes, lametazos, besos… ¡También puedes lanzarte con un hielo o con una pluma!
El pelo y la cabeza: a algunas mujeres les excita y les da mucho placer que les acaricien y les toquen el pelo o les masajeen la cabeza.
Los brazos y los codos: acariciar esta zona puede provocar cosquillas o un inmenso placer, sobre todo en la parte de los antebrazos. Pruébalo, ¡seguro que se le pone la piel de gallina!
Las manos y los pies: esta zona puede ser estimulada chupando los dedos, acariciando las palmas, lamiendo los pies…
La clavícula y los hombros: puedes continuar tu sesión de besos por el cuello centrándote en la zona de los hombros o la clavícula, besando, masajeando…
El ano y el perineo: esta zona suele ser más tabú y no todo el mundo se atreve por miedo o vergüenza. Pero lo cierto es que a algunas mujeres les excita mucho cuando les estimulan el ano o el perineo, ya sea con los dedos, con juguetes, la lengua…
El abdomen y el ombligo: unas buenas caricias o juegos con la lengua, hielo o aceites pueden hacerle llegar al clímax en solo unos segundos.
La vulva, los labios vaginales y la entrada de la vagina: muchas personas tienden a centrarse demasiado en el clítoris o la penetración para dar placer, pero la vulva, los labios y la entrada vaginal son áreas con multitud de terminaciones nerviosas y que pueden dar un gran placer y aumentar los orgasmos.
El punto G y el clítoris: ¡no nos olvidamos de las más sensibles de todas! Estas son las zonas que pueden hacerle llegar al orgasmo más fácilmente si se estimulan correctamente.
¿Cómo te quedas? Hay muchísimas, ¿verdad? El clítoris y el punto G siguen siendo de las zonas más sensibles e importantes a estimular para que una mujer llegue al orgasmo. Pero como ves, estimular el resto de zonas puede aumentar el placer, ayudar a relajarse, hacerle llegar al clímax… Lo más importante es que tu pareja esté relajada y no forzarse. Hay días en los que nos excita más una cosa que otra y hay que ir variando, explorando y probando cosas diferentes para cada vez conocernos mejor. ¿Te animas?