12/06/2016
Si cuando oyes las palabras ‘salud’ y ‘sexualidad’ los primero que se te viene a la cabeza es el VIH y una caja de preservativos, este post está dedicado expresamente para ti. Además de protegernos de las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual) y de embarazos no deseados, la salud sexual es, según la Asociación Mundial para la Sexología (WAS, en sus siglas en inglés), ‘un estado de bienestar físico, psíquico, emocional y social’ que nos permite mantener unas relaciones íntimas placenteras, libres de discriminación y violencia.
Yendo un paso más allá, la organización además ha creado una minuciosa y extensa lista con aquellos comportamientos que una persona adulta debería aplicar en su día a día para considerarse sexualmente sano. A continuación destacamos los más importantes y explicamos por qué deberíamos seguirlos a pies juntillas.
- Aprecias tu cuerpo (por dentro y por fuera). Quererse a uno mismo implica ser consciente de que existen peligros de los que debemos protegernos -las ETS, por ejemplo- y que, seamos como seamos, debemos aprender a aceptarnos por encima de nuestros defectos. Si no lo hacemos nosotros nadie va a venir a echarnos unas mano. El equilibrio entre estas dos dualidades es lo que dota al ser humano de una vida sexual más saludable.
- Sabes quién eres y respetas a los demás. Cuando eres capaz de reconocer libremente tu condición sexual comienzas a construir una vida salud sexual más sana y más rica. Pero no basta con respetar y abrazar tu propio camino; también es necesario aceptar las elecciones que tomen los demás. El ser humano debe ser libre para elegir y escoger con quién disfruta en la intimidad sin sufrir ningún tipo de discriminación.
- Te comunicas con tu pareja. De qué otra manera sino vas a poder expresar qué te gusta, qué te hace disfrutar y si necesitas ayuda. No es la primera vez que mencionamos la comunicación sino para solventar, al menos para aliviar casos relacionados con problemas de disfunción sexual. El intercambio de opiniones, intereses o gustos es esencial para un estilo de vida sexualmente saludable.
- Te preocupas por saber y aprender sobre sexo. Con Internet ya no existen las excusas para no saber cómo funciona tu cuerpo y la salud sexual, qué posturas son las mejores para según qué prácticas amatorias, qué productos existen o cuáles se adaptan mejor a tus gustos. La Red está llena de artículos y blogs -como este- que pueden despejarnos y abrirnos a nuevos caminos del conocimiento.
- Conoces qué métodos anticonceptivos existen y los utilizas. Hace poco escribíamos un post donde se incluían todas y cada uno de las técnicas y productos que existen en el mercado para evitar embarazos no deseados. Una persona adulta es sana sexualmente no sólo si los conoce sino si además los pone en práctica.
- Evitas contraer o transmitir ETS. A pesar de ser uno de los puntos más obvios, es esencial para considerarse sexualmente sano. Ante relaciones íntimas esporádicas es muy importante el uso de productos barrera tales como preservativos, que además de protegernos ante las enfermedades de transmisión sexual evitan la transmisión afecciones contagiosas que padezcamos.
- No aceptas ni vives relaciones tóxicas. Las relaciones de pareja y las relaciones íntimas pueden ser complicadas y complejas pero nunca deberían estar basadas ni en la explotación ni en la manipulación. Los comportamientos que hacen una vida sexual sana son aquellos que nos hacen una vida más feliz.
- Disfrutas tus relaciones sexuales (siempre). La vida sexual de un ser humano debería ser tan larga como su propia vida y además debería ser capaz de disfrutarla en toda y cada una de sus etapas. Si la cumbre de las mujeres alcanza su pico más alto pasados los 40 y los hombres cuanto más adultos más experimentados, entonces queda un largo camino para seguir practicando.