Durante años, por no decir siglos, han existido temas que se han considerado tabú en conversaciones sociales ya fuera entre amigos o con la propia pareja. La mayoría de ellos suelen están relacionados con problemas referentes a la sexualidad de los hombres y su comportamiento en el dormitorio, lo que ha venido provocando un amplio abanico de frustraciones e inseguridades en quienes lo han padecido.
Por desgracia, y aún hoy en la actualidad, sigue sin haber una apertura que nos permita expresarnos con total naturalidad acerca de lo que nos preocupa. Pero ¿por qué nos cuesta tanto trabajo ser honestos? En temas como los problemas de erección que afecta a un porcentaje bastante alto de la población masculina en España, se ha creado una barrera de silencio que no sólo ha causado tiranteces en el seno de la propia pareja sino también problemas psicológicos por parte de quien la sufre llevándole en muchos casos a situaciones mentales extremas.
En recientes estudios se ha demostrado cómo la vida en pareja se ve sacudida por problemas derivados de la sexualidad masculina sin que sea ésta, en muchos casos, el verdadero problema para el desgastes de sus miembros. Es decir, no poder llevar a cabo una penetración o una erección completa no es el principal síntoma para el deterioro de las relaciones sexuales sino más bien la ley del silencio que impera en el dormitorio cuando nos enfrentamos a situaciones tan delicadas como estas.
Y no es sólo que ellos, ‘poseedores del mal’, no sean capaces de abrir la boca como un medio para liberar su debilidad, sino que también ellas se ven abocadas a una relación insatisfactoria donde no se les está permitido formar parte incluso cuando son pieza implicada y afectada. En este sentido, las mujeres podrían ser la clave para un cambio en la actitud de los hombres y su malentendida fragilidad masculina, convirtiéndolas en un aliado y nunca en un enemigo.
Según una encuesta realizada entre hombres y mujeres de diferentes países del mundo, son ellas quienes son más sensibles ante los problemas de erección u otros sexuales que puedan tener ellos. Su percepción de lo que ocurre en el dormitorio es mucho más intensa llegando incluso a padecer problemas de insomnio, dolores de cabeza e incluso estrés y todo, provocado por una falta de comunicación que impide buscar soluciones reales cuando sabemos con seguridad que existe un problema en nuestras relaciones íntimas.
En la misma encuesta se han podido evidenciar las diferencias que existen por países a la hora de comunicar y tratar el tema con la pareja. Si bien los británicos no están por la labor de hablar en voz alta sobre sus ‘debilidades’, en el país del guaraná, Brasil, son ellas las más reacias a hacerlo. En contraposición tenemos a los hombres canadienses y las mujeres italianas, dispuestos en ambos casos a no dejar que las telarañas crezcan en sus bocas ni en sus sábanas.
En cuanto a España estamos de enhorabuena. Frente a toda esa marabunta de tabúes que nos han impedido infinidad de veces luchar y pelear por nuestros intereses, nos encontramos a hombres cada vez más dispuestos a no dejarse amilanar por prohibiciones y vetos absurdos abriendo el corazón a sus parejas. En la mayoría de los casos este cambio viene dado por la necesidad de buscar consuelo y apoyo por parte de la compañera sentimental para que todo vuelva a la normalidad o, al menos, como una manera de recuperar la falta de autoestima que genera este tipo de problemas.
Sin embargo, y frente a estos resultados que parecen tan positivos, tanto como hombres como mujeres dejaron pasar un mínimo de seis meses para comenzar a establecer una comunicación acerca de lo que estaba pasando en el dormitorio. Es decir, las reservas se llegan a alargar tanto en el tiempo que es posible, según los expertos, que se genere un daño tan profundo que provoque la ruptura de la relación antes de dar el paso de la comunicación.
Tener la creencia de que el tiempo lo cura todo o que la edad trae consigo una serie de inconvenientes, entre ellas los problemas de erección, son sólo algunos de los errores más comunes que se cometen para no hablar abiertamente del tema -ni con la pareja ni con un especialista-. Pese a todo es importante volver a remarcar la importancia de derribar el muro del aislamiento y tomar conciencia de que frente a los problemas sexuales siempre existe una solución.