Un fetiche puede ser una práctica, un objeto, una sustancia o una parte del cuerpo que provoca cierta excitación. Son actos o cosas que aumentan la libido y pueden llegar a mejorar mucho las relaciones sexuales. A veces se puede llegar a tener una connotación peyorativa pero la realidad es que es algo muy común y nada “malo”. Es más, seguramente tu techas algún fetiche y no seas consciente de que es uno.
Vamos a empezar por este porque es uno de lo más comunes.
La mayoría de hombres sienten cierta excitación con prendas que resaltan algunas partes del cuerpo femenino y le dan sensualidad. Al llevar una mujer una de esas prendas, la mujer “se hace” más deseable para el hombre y a éste le crea cierta excitación. Incluso en muchos casos no solo el hecho de llevar, sino el hecho de poder mantener relaciones sexuales con unos ligueros o algún sostén especial. Podríamos decir que la lencería podría ser un preliminar visual.
Hoy en día existen muchos tipos de lencerías. Desde corsés, picardías, ligueros… Y existen diferentes tipos de tejidos: podrás encontrar lencería de cuero y también podrás encontrar lencería de encaje. La mayoría de prendas suelen jugar como con el encaje para dejar entrever algunas zonas. Otras prendas dejan una parte del cuerpo al aire, como podría ser el pecho.
Es otro fetiche muy muy común. Al igual que existen personas que odian ver pies, a otras personas les encantan los pies hasta el punto de la excitación. Por ello se ha convertido en una de “las obsesiones” más comunes.
Es más, existen algunas investigaciones que han desembocado en teorías sobre este tema. Según algunos neurólogos existe ciertas áreas del cerebro relacionadas con los pies que se encuentran conectadas con los genitales, de ahí este fetiche. Incluso algunas personas podrían tener conexiones en el cerebro cruzadas que explican el gusto por lamer o tocar los dedos de los pies.
Este fetiche está muy relacionado con el parcialismo que es que a una persona únicamente le excite una parte específica del cuerpo. El parcialismo más común es la podofilia pero también existe la excitación por las manos y/o por otras partes del cuerpo.
Por otro lado, este amor por los pies desencadena a que a la persona que le guste este fetiche no solamente le guste verlos, tocarlos y llevar a cabo ciertas prácticas sexuales; sino que también encuentre la excitación en las prendas o en el calzado relacionado con los pies: ya pueden ser medias o zapatos de tacón.
Y en relación con el fetiche anterior, los zapatos también suelen estar entre los fetiches más comunes. El más común es conocido como la altocalcifilia, que es la excitación sexual por un calzado femenino alto. Aunque existen muchísimos tipos de fetiches relacionados con el calzado. Si queremos hacer mención al fetiche en general (atracción por el calzado), estaremos hablando de retifismo.
Un hombre (o una mujer) puede llegar a sentir grandes picos de placer al mantener relaciones sexuales con su pareja desnuda y conservando únicamente unos zapatos de tacón, normalmente con bastante altura. Incluso podrá llegar a excitarse al interactuar con el calzado: ya sea besándolo, chupándolo, etc.
Como curiosidad, este fetiche se suele dar más en hombre que en mujeres aunque las estadísticas están para romperlas.
Al igual que ocurre con los pies, cada cerebro es un mundo y del mismo modo que existen personas que odian disfrazarse, a otras les encanta hacerlo (o que lo haga su pareja) durante el sexo.
Disfrazarse es una forma de romper con la monotonía. Sobre todo fomenta la imaginación y cada persona puede fantasear con aquello que más le guste hasta llegar al nivel más alto de excitación.
En el mundo de los disfraces y el sexo realmente existen muchas opciones. Existe la parte creativa y existe la parte de los disfraces que hacen asumir un rol o diferentes personalidades. Un ejemplo claro sería el rol de policía y delincuente, que llevaría a jugar con esposas, porra, etc.
Siempre ha existido este fetiche aunque igual no siempre se ha considerado como uno. En los últimos años con el conocido libro de cincuenta sombras parece que ha salido más a la luz y no se tiene una imagen tan turbia de él.
Al final, con este fetiche se pueden incluir diferentes juguetes sexuales que hará que la práctica sea más placentera. El producto estrella es el cuero y después: muñequeras, tobilleras, látigos, lo que cada uno necesite… Realmente el grado al que se llegue con este fetiche es personal y no existen unas normas a seguir. Hay que dejarse llevar. Incluso el típica cachete en la nalga se podría considerar un fetiche dentro de este gran grupo.
Lo importante, o lo que hay que tener en cuenta, es que uno manda y el otro obedece. Aunque esto se podría quedar simplemente en un antifaz y en que la otra persona no haga nada hasta que el otro diga lo contrario.
El hecho de mantener relaciones sexuales en un lugar público puede hacer que aumente mucho la excitación por el hecho de que esté prohibido, por si alguien te ve, por la adrenalina que genera… El factor sorpresa es muy importante en este fetiche.
Mientras algunas personas necesitan la calma de una habitación, el silencio y la soledad. Otras necesitan el ruido y el desorden. Por ello es muy común que ciertas parejas disfruten del sexo en la playa, en un parque, en el coche, en el cine, etc