El hombre tiene pene. El hombre tiene pene y cuando está excitado se produce una respuesta por la cual su miembro entra en erección. Fin de la historia. Esto es lo que venimos conociendo sobre la fisiología de los hombres y el funcionamiento de su aparato reproductor. Y sin embargo, no es tan simple el cuento como creemos.
Cuando un hombre tiene una erección puede no estar provocada por una excitación sexual ni tampoco tiene que implicar que desee mantener relaciones íntimas. Su cuerpo y el funcionamiento de su miembro es mucho más complejo y existen diferencias entre una erección a primera hora de la mañana y otra provocada por la visión de una imagen evocadora.
Existe una compleja estructura de términos médicos que explican a la perfección cómo se produce una erección en el hombre. En términos sencillos, la elevación del miembro masculino consiste en un aumento del flujo sanguíneo en los cuerpos cavernosos que llegan al pene, con lo que se produce un aumento del tamaño, grosor y rigidez que le permite llevar a cabo la penetración.
Si la eyaculación y el orgasmo llegan a producirse, entonces el aparato masculino experimenta un ciclo a la inversa por el cual el flujo de sangre comienza a disminuir (detumescencia peneana). A partir de ese momento, existe un espacio de tiempo por el cual el miembro necesita de un periodo de recuperación para poder alcanzar de nuevo la erección (periodo refractario) que puede variar según la edad y la fisiología del individuo.
Hasta ahora nuestro conocimiento se basaba en la certeza de que si un hombre tenía una erección era producida o bien por un estímulo sexual o bien por un contacto físico. Sin embargo, esto no siempre es cierto. Por ello es necesario conocer los diferentes tipo de erecciones y por qué se producen.
Si un hombre está sano sexualmente, este tipo de erecciones suelen ocurrir una vez generado el estímulo. Si por el contrario la erección no llega a producirse, se puede considerar que el individuo sufre algún tipo de disfunción sexual que debe ser tratada médicamente.
En hombres donde existen indicios de una posible disfunción sexual, se les suelen realizar pruebas durante la noche. El objetivo es demostrar si su condición se debe a un problema fisiológico -incapacidad de tener una erección incluso durante el sueño, de manera inconsciente- o si está asociada a un problema más profundo o psicológico.